domingo, 11 de marzo de 2018

Gente sin rostro

Vivimos en un mundo de gente sin rostro, que vagan en la inmensa eternidad sucumbidos por la oscuridad que los rodea, donde sus almas van perdiendo poco a poco su débil resplandor.
Errantes van, sin esperanza alguna. Buscan respuestas que nadie sabe, señales que no pueden ser vistas y corregir un mundo incorregible. Pero más que nada buscan la felicidad, que no puede ser dada por andarla buscando.
Sentados, solos; tristes, sollozando. Nadie reconoce sus logros, nadie les da una palabra de aliento. Lloran, lloran para que alguien los vea y no ser solo sombras en el camino; imagenes que la gente evita, pasando por un lado sin siquiera mirarlos.
Lloran, lloran para que alguien los oiga, y que sus gritos desesperados no sean más que susurros inaudibles y atormentantes.
Lloran, lloran y su llanto no cesa, hasta que logren el descanso eterno.