martes, 7 de junio de 2016

- Mía. - Le dije, en un arrebato de celos injustificados.
- Tuya. - Respondió, de manera tan simple y concisa, sin dar ningún tipo de explicación o justificación al respecto, que supo dejarme pasmado, sintiendo aquella pequeña llama en mi pecho que sólo ella sabía encender.

"Idiota." Pensé para mis adentros, dejando caer mi mirada al suelo, rindiendome a ella una vez mas. Y es que su espontaneidad me llevaba a un viaje en el cual nunca sabía que era lo que debía esperar.

En cuanto creia armar algo para defenderme, para sostenerme ante algo que quizás era mejor tachar de imposible, ella con una sola palabra se encargaba de desarmarlo y destruirlo hasta las ruinas, dejándome expuesto, vulnerable, sintiendo tanto que creería que mi pecho explotaría.

¿Y así pretendía que mi llama se extinguiera?

Si solo con esa pequeña ramita, logra avivar el fuego por completo...